Déjenme aclarar que no estoy usando la burla para atacar al régimen castrista, sino para defenderme de él, tal y como dice el agente David, protagonista de la legendaria serie cubana de espionaje En Silencio Ha Tenido Que Ser, cuando le preguntan "¿Es necesaria la burla?" Y él responde: "Sí es una forma de defenderme... Eso también lo aprendí de ustedes".
Esta especie de popurrí de fragmentos de la telenovela que, desde principios de los años 80, cuando fue estrenada, no ha dejado de formar parte, año tras año, de la reducida y controlada programación de la televisión cubana _principal instrumento de propaganda y manipulación de la dictadura dentro de la isla_, en realidad es un intento de exorcismo, un "auto-re-lavado de cerebro", una estrategia audiovisual para tratar de convencer a mi subconsciente de que estas imágenes y sonidos solo son actuaciones y música, recuerdos ficticios que no merecen ser asociados a emociones y sentimientos que nos implantaron a golpe de repetición y desinformación.
Muchos de los programas, telenovelas, series, animados, documentales y películas realizados por el ICRT( Instituto Cubano de Radio y Televisión ) y el ICAIC( Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos ), desde los años 60 hasta ahora, han servido para desinformar y manipular al pueblo cubano, reescribiendo la historia a conveniencia del régimen, como los cuentos del Coco o del Hombre del Saco, que algunos adultos emplean para asustar a los niños y conseguir su obediencia.
Sinembargo, al romper el hilo de la trama, al cambiar el orden de las escenas y manipular las imágenes y sonidos, el hechizo dramático desaparece, el subconsciente se libera de la sugestión hipnótica, y podemos entonces descubrir detalles, errores, incoherencias y aspectos que antes pasábamos por alto _como el tremendo machismo que destilan estos falsos héroes bigotudos y alcohólicos, que van por la vida mintiendo como bellacos, con la pinga en una mano y la pistola en la otra; modelos de "hombre nuevo"( que no mujer ) que alimentan la doble moral en las nuevas generaciones_, y crear otras lecturas; nuestras propias lecturas, para reír y perder los miedos, para entender y liberarnos.
Manipulador que manipula a manipulador, tiene cien años de perdón. Mejor que sean mil, por si las moscas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario